Es curioso como funcionan las cosas en la vida, cuanto más preparas algo, cuanta más ilusión tienes, peor salen las cosas. La carrera de Spa era clave para mi. sabíamos que podíamos ganar, entrenamos antes, el coche estaba puesto a punto perfectamente, el circuito nos encantaba a Manuel y a mi... pero...

Todo se fue torciendo desde el comienzo, ya que Manuel tuvo un golpe leve en entrenamientos que nos hizo perder el alerón trasero y lo que era más importante la confianza y tranquilidad de Manuel, que pese a hacer un buen trabajo y unos buenos tiempos estaba sobre presionado por las expectativas del equipo y de el mismo, ya que todo apuntaba a una posible victoria. Pese a todo, trabajamos duro con los datos y con la estrategia, para no tener ningún cabo suelto en una complicada carrera de 3 horas

Los entrenamientos oficiales se dieron bien, ya que saldríamos cuartos pese a solo hacer tiempo con neumáticos viejos, para preservar los neumáticos nuevos para la carrera. Resultado: los primeros clasificados sin haber usado goma nueva.
30 minutos antes de la carrera se abría el cielo y prácticamente se anegaba el circuito de agua, haciendo la carrera mucho más interesante.
En la famosa curva de Eau Rouge, en la primera vuelta, se producía un accidente que me pillaría de refilón, dañando el radiador delantero del coche y dejándonos fuera de carrera a los 30 segundos de empezar una carrera de 3 horas... y porque no decirlos desolados.
Después de todo el esfuerzo, de esos mensajes de ánimo y suerte que tanto nos gusta recibir y de tanto trabajo, todo se acaba en la segunda curva... supongo que
así son las carreras (Que frase tan odiosa!!!)
Solo nos quedó pasear por el circuito, ver el resto de carrera y a nuestros compañeros lograr un segundo puesto y disfrutar de la barbacoa que montó el equipo con un perrito y una cerveza, comentando lo que pudo haber sido